Esta es una de mis áreas preferidas dentro de la naturopatía: la nutrición celular en el deporte.
Cada vez se habla más de los beneficios del entrenamiento (tanto de fuerza como de resistencia) y todos los beneficios que nos puede aportar cuando está correctamente enfocado y diseñado. Sin embargo, en lo que toca a la nutrición y suplementación en el entrenamiento, en mi opinión, todavía hay mucho que mejorar.
Si hablamos de deporte y competición, sí que hay protocolos muy bien definidos y pautas para alcanzar objetivos (pasando por encima de la salud, a veces, pero en estos casos hablamos de competición y no de salud). No obstante, si hablamos de entrenamiento enfocado a salud metabólica, estética, bienestar general, considero que el enfoque de la dieta y suplementación no es tan diferente entre las que entrenamos y las que no. Con esto quiero decir que, en mi opinión, todas las personas tendríamos que alimentarnos según nuestra constitución (tendencia genética), condición (estado de salud actual) y objetivo (mejorar y mantener la salud, composición corporal, etc). En este sentido, no sirve ni la misma dieta, ni el mismo suplemento, ni el mismo entrenamiento para dos personas diferentes con objetivos iguales.
Así como no sirve la misma pauta, la misma dieta y el mismo suplemento para dos personas que tengan estreñimiento, tampoco sirve la misma pauta, la misma dieta y el mismo suplemento para dos personas que quieran perder grasa y ganar músculo.
Cada una de nosotras tiene características muy especiales e individuales:
– Sistemas digestivos diferentes con capacidad de digestión y absorción individuales, lo que condiciona mucho la dieta que debamos hacer, el número de ingestas, la relación entre anabolismo y catabolismo, los posibles déficits nutricionales, nuestro bienestar a la hora de entrenar habiendo comido o no. Siempre que haya digestiones pesadas, hinchazón, etc., debemos abordarlo antes de empezar una dieta enfocada al entrenamiento. Muchos deportistas terminan con inflamación por un sobreesfuerzo digestivo priorizando el objetivo de aumentar masa muscular antes de arreglar las ‘digestiones pesadas’, los gases o el estreñimiento.
– Sistema hormonal y metabolismo, es clave en el enfoque del entrenamiento, dieta y suplementación, ya que muchas veces no poner atención a los desajustes hormonales puede generar frustración y sensación de no obtener resultados. Si, por ejemplo, hay resistencia a la insulina, será mucho más difícil perder grasa ya que el cuerpo ha perdido la flexibilidad metabólica que le permite usarla como sustrato energético. Por el mismo motivo será más difícil entrenar en ayunas.
– Hormonas sexuales, personajes muy importantes en nuestra salud y cuyos desajustes (exceso y déficits) condicionan enormemente la calidad de los entrenos y los resultados. Por ejemplo, la endometriosis, que está asociada a problemas en las rutas de los estrógenos (y progesterona entre otros), condiciona una inflamación crónica y una incapacidad de manejar los diferentes sustratos energéticos.
– Sistema nervioso, también es fundamental llegar a un equilibrio en este campo, ya que un sistema nervioso alterado puede ser un gran obstáculo en el camino. Por ejemplo, dormir mal aumenta el cortisol (hormona catabólica que provoca un aumento directo de la glucemia) a la vez que aumenta la grelina ( hormona que nos hace tener más sensación de hambre).
– Edad es un factor también a tener en cuenta porque no es lo mismo entrenar con 20 años que con 50 años: la dieta y la suplementación cambian muchísimo. Por ejemplo, con la edad tendemos a hacer más resistencia a la insulina (de manera fisiológica) y por eso hay peor gestión de los hidratos de carbono en general y no los necesitamos tanto, entrenando o no.
– Género, aunque no se hable tanto, las mujeres podemos adaptar el tipo de entrenamiento y su dieta a su ciclo menstrual. Hay días en que gestionamos mejor los hidratos de carbono y otros días son más aptos para utilizar grasa y nos podemos beneficiar de este conocimiento para mejorar el resultado. Por ejemplo, no es tan buena idea hacer restricción de hidratos antes de la regla ya que la bajada de estrógenos nos hace tener más hambre de “azucares”, además que necesitamos la glucosa para producir progesterona. Será más fácil hacerlo entre el día 11 y 24 del ciclo ya que hay una tendencia fisiológica a la autofagia y utilización de las grasas como sustrato energético (siempre que el metabolismo esté educado a ello, es decir, que haya cierta flexibilidad metabólica).»
A esto sumamos el tipo de entrenamiento que haga cada persona, su estilo de vida, sus gustos, las carencias de base, sus debilidades..
En mi opinión, hay que empezar desde la base y la base es la persona en sí misma. Se trata de individualizar el plan nutricional y la suplementación a la persona con su constitución y condición, y ir caminando hacia su objetivo (físico, metabólico, etc). Porque antes de amantes del deporte somos personas con los mismos problemas de salud que todo el mundo, solo que tenemos la suerte de haber encontrado nuestra gran medicina, el entrenamiento.
Sea cual sea tu estado de salud y objetivo, te animo a que tomes la decisión de moverte, buscando el ejercicio que mejor te conviene. Al principio (y siempre si tienes problemas de salud o si así lo sientes) es muy útil buscar ayuda junto a un entrenador personal que te dé dirección y te ayude a buscar el estímulo adecuado y tu límite de esfuerzo. Se trata de tomar la decisión y seguirla un tiempo, superando las resistencias mentales (todas hemos pasado por ellas) hasta que nuestro sistema natural de recompensa (síntesis de neurotransmisores) se reactive y, a partir de aquí, ya lo sentirás como una necesidad básica en tu vida (siempre hay días de resistencia pero en estos días, tiramos de disciplina enfocadas en nuestro objetivo).
“El éxito no es un accidente, el éxito es en realidad una elección.” Stephen Curry
“El ejercicio debería ser entendido como atributo al corazón.” Gene Tunney