«La mejor medicina de todas es enseñar a no necesitarla», Hipócrates

Sueño con una medicina en la que, además de tratar las enfermedades ya instauradas en las personas, podamos intervenir en los cuerpos antes de que las enfermedades se manifiesten. Porque todas ellas son un grito de auxilio en un cuerpo que, desde hace tiempo (meses o incluso décadas), está pidiendo ayuda.

En la medicina actual, hemos desarrollado innumerables técnicas para gestionar enfermedades; contamos con excelentes profesionales que salvan vidas y alivian síntomas derivados de estas dolencias mediante fármacos y terapias innovadoras, capaces incluso de actuar a nivel genético. Afortunadamente, cada vez hay más especialistas que buscan ir más allá, investigando las causas del malestar de las personas y tratando diversos sistemas del cuerpo, no solo el sistema afectado. Sin embargo, queda camino por recorrer para mirar aún más lejos y transformar la visión de la medicina enfocada en la enfermedad por una medicina enfocada en la salud.

Una medicina basada en la educación, en la que enseñemos a las personas a ser responsables de su propia salud (y, sobre todo, donde demos ejemplo); una medicina capaz de identificar condiciones de salud subóptimas (donde probablemente se encuentra el 80% de la población supuestamente sana) y abordarlas con buenos hábitos antes de que la enfermedad se instaure.

Para lograr esto, sí, es necesario cambiar todo el sistema. ¡Pero, sobre todo, debemos transformar nuestra propia actitud como pacientes! Somos nosotros quienes debemos investigar qué más podemos hacer, además de recurrir a los medicamentos. Es esencial buscar herramientas que dependan de nosotros mismos y que, en la mayoría de los casos, son gratuitas: moverse, comer alimentos reales, construir relaciones saludables, tomar el sol y conectar con la naturaleza.

¡Empodérate! Tu salud es tu responsabilidad.

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